11/11/20

COLOQUIO SOBRE CULTURA JURÍDICA: “El arduo camino de los Derechos Humanos en México” Expositor: Dr. Samuel Hernández Apodaca

El pasado 9 de octubre, en el marco de la celebración del tercer aniversario de la Fundación Tlamatinime A.C se organizó un Coloquio sobre Cultura Jurídica el cual reunió voces expertas de México, Argentina y Colombia; entre los cuales destacó la presencia del Doctor Samuel Hernández Apodaca, quien además de ser el CEO & Founder de PaideiaMx es Director de la Revista Quaestionis y académico de la Universidad del Valle de Atemajac (UNIVA), autor de diversos libros y publicaciones especializadas en sus líneas de investigación, generación y aplicación del conocimiento, entre las que destaca la iusfilosofía.

Durante su disertación, el Doctor Hernández Apodaca nos llevó a dar un recorrido por los antecedentes nacionales sobre el tema de los derechos humanos. Hizo referencia a que fue hasta principios de los años noventa estos no figuraron en la agenda de la política exterior de México, fundamentalmente mediante la participación del país en los organismos internacionales especializados en la materia.

Y advierte como en aquella época el Estado mexicano sostuvo una posición ambigua ante la agenda internacional de los derechos humanos: de respaldo y hasta de exaltación en el discurso, pero en la práctica recelosa e incluso obstruccionista ante el ulterior desarrollo del régimen; estuvo dispuesto a promover solamente el multilateralismo tradicional que subrayaba la defensa de los intereses y los derechos de los Estados-nacionales, colocando la soberanía y la no intervención como ejes rectores de la cooperación internacional en materia de derechos humanos.

Pero esto solo le funcionó por algunos años, ya que comenzó a tambalearse en la medida en la que más actores no estatales se involucraron en esta agenda internacional, y en la que la justiciabilidad de las normas internacionales fue avanzando al amparo de nuevos tratados o convenciones internacionales.

Poco a poco la tensión original entre la proclamada adhesión del país al derecho internacional en general, así como a los derechos del hombre en particular, y su posición defensiva frente al avance progresivo del régimen de derechos humanos, empezó a cobrarle su postura.

Y es que el régimen de partido hegemónico -aunque formalmente “democrático”- se fincó en el uso endémico y extenso de prácticas autoritarias, en la práctica no resistían la prueba del escrutinio internacional en materia de derechos fundamentales.

Durante mucho tiempo los gobernantes mexicanos no tuvieron que preocuparse por esto último, ya que en México el propio discurso de los derechos humanos, así como los instrumentos internacionales para su promoción o defensa, eran desconocidos por la sociedad.

Cuando en la década de los setenta comenzó a cobrar fuerza la construcción de redes transnacionales de derechos humanos en América Latina debido a los abusos de las dictaduras militares, éstas no se extendieron a México, y el caso mexicano pasó mayormente desapercibido en la escena mundial.

Durante el primer semestre de 1945 el gobierno de México asumió una actitud sorprendentemente internacionalista por lo que hace a la protección de los derechos humanos en el sistema internacional, tanto en el ámbito regional como en las discusiones sobre la creación de Naciones Unidas.

La posición inicialmente favorable a la construcción de un régimen internacional de derechos humanos fuerte, cambió pronto, como resultado del tenor de las discusiones en San Francisco. Hacia noviembre de 1945 México volvió a su posición tradicional como acérrimo defensor del dominio reservado del Estado frente a la acción internacional en asuntos de índole interna y, en particular, a la protección de los derechos fundamentales.

En adelante –apunta el Doctor Samuel Hernández Apodaca- la política exterior de México se basó en estas premisas intrascendentes, durante este periodo el grado de compromiso de México con el sistema internacional de promoción y protección de los derechos humanos fue débil, y en ningún caso se aceptó delegar competencias contenciosas o de supervisión a instancias internacionales cuando el reconocimiento de tales facultades era optativo. Modelo clásico de un viejo, desgastado y aunque lo negara autoritario modelo hegemónico.

Durante estas décadas y en el marco de su vocación legalista y multilateral, los gobiernos de México tuvieron presencia tanto en las negociaciones de los instrumentos jurídicos internacionales como en algunos organismos importantes, como la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas. Es decir, aunque México no se planteó como país líder en esta materia, tampoco dejó de reaccionar en momentos clave del desarrollo del régimen regional y universal de los derechos humanos.

Hacia finales de los años ochenta el tema de los derechos humanos en México había logrado suficiente audiencia pública en el plano nacional, y cobraba visibilidad en el internacional. El gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) lo identificó ya como un problema difícil de soslayar.

Fue en 1992 cuando la existencia de la CNDH fue elevada a rango constitucional y se mandató la creación de comisiones locales en todos los estados de la República.

En los primeros años del sexenio de Ernesto Zedillo, el gobierno mexicano mantuvo su posición tradicional, a pesar de las crecientes críticas por parte de los diversos actores internacionales sobre la falta de garantías y el abuso a los derechos fundamentales en México. Sin embargo, en 1996 se dio el primer gran cambio: el gobierno de México invitó por primera vez a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a visitar el país para observar la situación de los derechos humanos in situ.

Sin duda, la materia de derechos humanos, durante el periodo neoliberal fue compleja. Estemos atentos al actual cambio de régimen cuya postura en estas temáticas es de respeto, reconocimiento y salvaguarda.

 

 

Los invitamos a ver y escuchar la conferencia completa en el siguiente enlace https://www.facebook.com/103495164451227/videos/615474805789973/